lunes, 27 de septiembre de 2010

El primer día


Ya es de día, la luz del Sol entra con ganas en una pequeña habitación tremendamente desordenada cuando, sin previo aviso, una estridente melodía procedente de un móvil interrumpe el sueño y los ronquidos de un joven.

Son las nueve y media de la mañana.

La expresión de desagrado en el rostro del chico es más que notable, se frota los ojos y apaga la infernal música. Se levanta, intentando no tropezar con los múltiples objetos esparcidos por el suelo: desde zapatillas a mochilas, pasando por montañas de ropa. Consigue evitar todos los obstáculos con una asombrosa precisión, teniendo en cuenta el estado "cuasizombi" en el que se encuentra.

Entra en el baño, se lava la cara y se da una ducha rápida, de unos 30 minutos. Cuando se seca, se viste y se peina, ya casi parece una persona normal. Baja a la cocina y se prepara el desayuno: un zumo y un tazón de cereales.

Mientras desayuna con una tranquilidad excesiva, un bostezo hace que se quede aturdido un par de minutos, mirando fijamente los pequeños cereales flotar en la combinación perfecta de leche y Cola-Cao.

Cuando mira el reloj, sus ojos se abren y el desayuno desaparece en cuestión de segundos: ahora parece que tiene prisa.

Son las 11:20 de la mañana.

Rápidamente se lava los dientes sin dejar de mirar su reloj. Baja las escaleras casi a saltos, estando a punto de caerse. Abre la puerta, dispuesto a marcharse, cuando se para en seco. Suelta un sonoro "mierda" y corre escaleras arriba de nuevo: se le olvidaba la carpeta. La recoge y, al comprobar la hora otra vez, no es que corra, es que prácticamente vuela.

Velozmente sale de casa, cierra la puerta dando un sonoro portazo y avanza a grandes zancadas hasta llegar a la parada del autobús. 30 segundos son los que tiene para recuperar el aliento hasta que llega el transporte. Saluda al conductor mientras introduce su abono, coge asiento y toma una gran bocanada de aire.

El vehículo va practicamente vacío, lo que ayuda a que la atronadora música que sale de sus auriculares pueda oírse con claridad. Tras una media hora de viaje y otros 15 minutos de trayecto a pie sin incidencias, el joven llega a su destino: ese aterrador lugar al que llaman "Universidad".

5 comentarios:

  1. Jajajaja ¡Pero si al final nos lo pasamos hasta bien!

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  2. jajajajjaa a estado iien! no m speraba lo de universidad la verdad...!!
    pero avisame en la proxima actualizacion o te kedas sin seguidora nº1 eh!! =P

    Rociii

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  3. No sé de qué me suena este texto... no acabo de caer!! jajaja
    No, es coña, me he reído muchísimo, es muy bueno! :)

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  4. Pues no se de que te suena eh?...Jajaja, nada, me alegro de que te gustase!

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